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DESAMOR 1: OCASO


 


DESAMOR 1: OCASO


Soy tu ocaso, tu jardín marchito, tu cuerpo

ardiendo en deseos de ser algo más,

ser tu ser entero, el que te domina,

el que controla tus miedos.


Soy tu avatar en un mundo silencioso

que ya no gira, se ha quedado absorto,

se ha oxidado su biela, y su eje

chirría entre el fuego y el magma

de lo infinito, en el fondo de su morada,

donde habitan los muertos del universo.


Soy tu silencio entre los ruidos,

en la soledad de los mares,

en las islas desiertas 

donde sólo se oyen los pájaros,

y se callan a tu paso.


Soy un orbital de tu átomo, 

a la deriva, en aguas esmeraldas 

donde habitan los duendes 

de la nostalgia, en sus casas 

de palmera y sus porches de luna llena.


El hipnotismo ha desaparecido de tu vida, 

una sinfonía fúnebre en el volcán 

de la isla, donde no hay magma ni sonrisas, 

solo evocaciones de tiempos ancestrales.


Soy el universo que transita a la deriva,

 buscándote y no te encuentro.

Una historia de desamor donde no hubo amor, 

una isla esmeralda sin agua. 


Un acontecer doliente de mi alma

En un sueño sudoroso 

de una maldita noche de primavera.



 

AMOR 6


 


AMOR 6: ETERNIDAD


Como al viento, no le gusta el silencio, 

ni las frías cañadas de los laberintos,

soñando voy con descubrir brisas cálidas 

que abracen mi cuerpo.


Soy tu aliento, respirando lentamente 

doy golpes de amor en tu cielo, 

charcos de sudor recorren tu espalda, 

alborada de pasión que te mata, 

ojos de vida que aletean mi alma.


Corazones brillantes como esmeraldas 

o luceros en el cielo como el follaje de un árbol

con su falda, con sus collares, .

con su esperanza, mirando a las galaxias infinitas 

de tu cuerpo.


Encajes granates, transparentes, 

son tus palpitaciones 

cuando las siento;

dulce melancolía, de tardes bebidas 

a grandes sorbos, llenas de bonanza, 

esculturales moradas de los dioses griegos.


¡Oh!, estoy  en la orilla del mar celeste,

acariciando mis pies dulcemente,

como tú me los acaricias con tu frente,

con tu lengua de serpiente paradisiaca.


Las olas blanquecinas 

se vuelven rosáceas,

viendo tu amor tan puro 

como el oro en su pureza intacta.


Un tiesto de flores regado 

por tu jugo de esperanza plateada, 

es mi amor horneado por la sal de tu ansia, 

de tenerme y regocijarme con mis cabellos

inexistentes, como será inexistente nuestro ocaso.


Querida mía.

quiero ser en tu océano 

corriente fría que te despierte del letargo; 

o caliente, para abrazarnos en silencio, 

en un abrazo de eternidad, 

por la suma de los tiempos.