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AMOR 43: ACANTILADOS



 AMOR 43: ACANTILADOS


Si hablamos de acantilados

tengo el tuyo amor, el de tus pechos,

tan prominentes, tersos, peligrosos,

qué me llevan al infierno de la lujuria.


Ese vaivén entre mis manos, se amasa,

se ablanda, como el pan en las manos 

del panadero, masajea la harina y sale

nuestro alimento.


Eso quiero que seas, mi alimento

mi respiración, mi aliento, tormenta fecunda

en mi pensamiento, nido de águilas en mi destierro,

cuando me siento desamparado, y no te encuentro.


Si salto el acantilado, caigo 

en tu huerto de terciopelo, 

centauro en un desierto seco,


¿Quién te corteja luna?

¿Quién se derritió en tus brazos como un hielo?

qué marejada me hará navegar por tu cuerpo

qué delirio, luna


Te haré un hueco en mi cama

por si pasas frío por la noche

un saco de sueños de adolescente 

en una fiesta con abanicos de plumas.


¿Quién será tu vida? 

una rosa llena de espinas, 

un pensamiento melancólico 

en una cama dormida, 

o un suspiro en la pradera 

cabalgando caballos de felicidad infinita.


Sueños de acantilados de gaviotas, 

en una playa perdida, donde tú amor 

y el mío volando 

surgen de un relámpago de vida.


AMOR 38 : CUANDO TE LEO



AMOR 38 : CUANDO TE LEO


Cuando leo tus hermosas letras

de amor, eróticas, subliminales,

como el tiempo; mi mente navega

hacia un abismo eterno.


Mi fascinación, trémula,

viajando a horizontes de felicidad,

te acoge, en mis días de melancolía

desovilla tus pasiones, te hago mía,

son momentos donde la luna brilla,

el sol se estremece, y mi sangre caliente

se acelera por las autopistas de la vida.


El monte desgajado de su hermano,

lo busca, tocando una melodía primaveral

donde tus flores son las protagonistas

y tu pluma, el cincel que las articula.


El paraíso del amor, la lujuria personificada,

un poema de corazón abierto,

una ventana de esperanza.

aire nuevo, en una vida nueva 

de chispazos eléctricos que conmueven 

la erudita felicidad del alma.


Un abrazo entre el árbol y el sol

una sombra inédita, una fanfarria de fiesta

en un mantel de flores, en el jardín de mis sueños

donde amaso tus letras, al horno, con fuego.


Un poema donde la torre se erige en plegaria

al cielo, y la vela del barco en centinela que te persigue,

en una fosa donde la pasión se extingue, 

como en las marianas, los barcos desaparecen,

y los sueños de los amantes con ellos.


Somos pareja eterna, como el viento y los molinos,

como el árbol y la garza, como el mar y la luna;

una unión que ni una tormenta divina

logrará arrancar de mi pecho, porque una flor ha brotado,

y ha enraizado en él, para la eternidad de los tiempos.