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GENERALES 9 : AQUELLA MAÑANA


 

GENERALES 9 : AQUELLA MAÑANA


Aquella mañana, presagiaba un bonito día,

el sol se despertaba con alegría,

aunque encapotado el cielo estaba.

Sus tenues rayos al amanecer servían

para calentar mis manos adormecidas.


Aquella mañana me esperaba mi niña,

aunque el frío podría ser un obstáculo, 

era yo, quien me ausentara 

porque algo urgente mi cuerpo pedía.


Quizás armonía, 

que todos los elementos de mi cuerpo

son como un reloj suizo 

sincronizado con sabiduría.


No sabía qué estaba pasando pero sufría

sufría porque creía iba a perderte, 

porque me iría.


Un aire grotesco se levantaba 

entonces ya no vivía,

creía que estaba en otra vida 

tú mientras tanto, sentada ,

mirando, controlando mi ausencia; 

preocupada, en velo

tu cabeza movías de un lado a otro 

esperando la señal y no llegaba.


El abismo de tu distancia era más grande aún, 

pero no podía dejar de pensar en ti, en nuestras vidas, 

tan solitarias, tan unidas aunque sólo fuese 

por las vibraciones que me transmitías en aquella casa

tan grande, tan vacía, tan llena de recuerdos 

de sensaciones vacías.


Quizás esté obcecado con las cosas negativas, 

momentos alegres, también hay. 

Sudores de excitación, de locura,

de un amor desmedido 

que conmueve nuestro ser desde la más tierna niñez, 

relucía en nuestros corazones 

como el oro en tus dedos embriagadores.


Nos entregamos con pasión, ternura, excitación mutua.

¡Qué felicidad, qué locura!, 

era el hombre más feliz del firmamento

por nuestro amor exacerbado, 

nuestros momentos de empatía.


Esta urgencia, que estallaba en mi mente, 

en mi cuerpo, en toda la constelación de este ser viviente

es lo que quería transmitirte hoy vida mía

y no te preocupes, porque llegaré sulfurado, 

pero llegaré,

porque esto que siento por ti, 

no lo roba ni la muerte, vida mía


MELANCÓLICOS 38 : SI TÚ TE ALEJAS


 

MELANCÓLICOS 38 : SI TÚ TE ALEJAS


Si tú te alejas, 

no sé si las rosas de mi jardín volverán a brillar, 

o perecerán con tus cenizas

tu perfume no volverá a despertarme con su fragancia

sólo quedará su indolente olor en mis sábanas.


Si te marchas, 

flor de mis ansiedades nocturnas

quedaré silente, frustrado, buscándote en mi agonía 

y el colibrí no volverá a posarse  en mis pacíficos blancos 

como tú, ternura mía.


Si te vas 

con otro sol, otras nubes, 

serás fruto que se desprende maduro 

cuando ya ha absorbido todos los nutrientes 

y deja al árbol desguarnecido, 

se ha ido parte de su vida.


Cuando no estás, 

soy pez de aguas profundas

nadando tranquilo aunque haya maremoto en la superficie

no existe el miedo, se ha desvanecido, como un soldado

abatido en una guerra sin sentido.


Cuando vuelas 

de mi lado, sólo quedan tristes días

la luna ya no es espejo, solo melancolía, 

los días son opacos y fríos.

Necesito aprender de nuevo el arte de la felicidad

las angustias deben ser borradas

de las hojas de mi calendario.


Aunque nunca lo confiese, 

siempre estarás en mi sangre

en mi devenir del día a día, 

te veré en el árbol, en la montaña

circularán por el riachuelo de mi alma, 

porque la dicha que me diste 

debe permanecer para siempre guardada

en el cristal de la añoranza.




AMOR 64 : EL TEATRO DE LOS SUEÑOS


 

AMOR 64 : EL TEATRO DE LOS SUEÑOS


Déjame verte 

cuando en el techo de mi vida, 

estando en mi porche, relajado, 

aparezca la noche.


Llena de ojos burlones 

que nos vigilan sobre un manto negro 

que contraste con el brillo de las estrellas,

los soldados de la noche.


Déjame acariciarte

cuando mi amante, la luna, 

venga celosa de ver cómo te admiro 

aunque tú no seas roja, sino de plata 

o quizás de hojalata.


Déjame decirle a ese sol rojo 

que se despierta por la mañana 

te traspase sus tonos a ti, luna amarillenta,

con carita de enferma.


Lléname, luna roja, 

de jugos de sangre, 

especialidad de la casa

cuando mi cuerpo pasa hambre.


Hambre de amarte , 

tenerte entre mis brazos 

como los adolescentes 

cuando juegan a quererse 

en mitad de una fiesta.


Besarte, con miel y limón

o zumo de fresa 

sobre tu cuerpo, 

una delicia aspirarlo con suma delicadeza 

como se doblan las prendas 

más delicadas de mi princesa.


Oliendo a yerbabuena 

tu amor exultante 

como un lirio que ama a la abeja 

de sus suplicios y sus lamentos más profundos

porque hurga 

en lo más profundo y sagrado 

de su cuerpo


Ese cuerpo de onda, 

que muere en mi orilla 

cuando el sol se levanta 

y la luna se acuesta.


Me tiene caliente el alma

frío el corazón 

y siento destemplanza 

como el virus le causa a tu cuerpo

cuando falta la vitamina del amor 

en un teatro donde nada falta.