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MELANCÓLICOS 40 : ESTACIÓN DE LOS RECUERDOS

 



MELANCÓLICOS 40 : ESTACIÓN DE LOS RECUERDOS


Vida de mi ensombrecida alma

hoy, mirándote pensando en el valle

sobre el que comienza mi existencia

tiembla mi humanidad


Al llegar la estación del recuerdo, muchos 

se agolpan en mi mente, el aroma de las flores, 

el tibio calor de la tarde,

aquellas largas caminatas en mi adolescencia

hacia donde el día se para.

 

Recuerdo con nostalgia esos momentos 

que no sabes apreciar en la juventud.

La caricia suave y fresca de la brisa

con aroma a limones, la candidez 

de las personas, días duros de trabajo

pero compensados al ver la naturaleza fluyendo 

bajo tus pasos, 

bajo tu mirada que miraba y no estaba. 

Estabas en otro lado, imaginando sueños dorados.  


Bajo la sombra de aquella zarzamora, 

en aquella oquedad, silenciosa, de otro mundo

refugio de mis pensamientos de adolescente

donde las ideas vuelan, son fantasías, maravillas ocultas de la vida 


Evocando aquellos días de verano.


El cantar de los pájaros, las nubes fieles compañeras

de mis caminatas, testigas silenciosas de mis quimeras

secretos de mi nostalgia que me lleva a islas esmeralda,

símbolo de mar en calma.


Ya, tú formas parte de mis recuerdos

eres una esencia en mi vida, una estación

de sueños, una brisa de pradera, un árbol

en la quietud del otoño, una mañana de primavera.


Veo caer las primeras hojas lentamente al suelo,

señal de la llegada del otoño.

Mi cuerpo, ávido, prisionero de tus brazos.

un beso atornillado, un suspiro en la noche,

un amor llevándome a la tierra prometida, 

tentación de hechicero.


Tu mirada ardiente es un destello de deseo,

que a mi alma inquieta, deja sin aliento.


Enrojecer la noche hasta que llegue el sueño.

con tus labios carmesí, tentación de hechicera,

provocan en mis sentidos ceguera,



AMOR 66 : TE AMO




 


AMOR 66 : TE AMO


Te amo más que a mis sueños.

Eres mi infinito, la llave de mi felicidad, 

mi sustento. 

La sangre circulando por tus venas 

en instantes mágicos.


Provocas en mí, la danza de lo divino, 

quiero yacer en ti, perpetuarme en el tiempo, 

ser las caricias de tu jardín 

cuando te sientas aturdida. 


Quiero ser tus pensamientos, 

provocando luz en tu interior, 

belleza que ilumine tu sonrisa 

y avivé el brillo de tus ojos. 


Quiero ser tu relámpago, 

iluminar tus noches de caricias ardientes, 

trueno confirmando 

que se ha desgajado de la nube mi amor perenne, 

como las hojas de los árboles amarradas a sus tallos.


Y tú, flor mía, haz florecer en mi pecho 

un arcoíris de rosas, un racimo de diamantes 

cuando me miras, quiero seas mi nada, mi creación, 

mi alma vagando sin rumbo hacia tu lecho de amor .


Quiero que cures mis desdichas

en la gruta de la frontera 

de tus labios con los míos, 

un aldabón de claveles surcando 

la divinidad de tu cuerpo infinito.


Quiero morir succionando tus deseos 

en el valle de los quejidos, 

de los humores que reinan en tu cuerpo, 

ser  tu voz, tus calambres

cuando te poseo.