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AMOR 50 : CABEZA BLANCA, VOLCÁN DE FUEGO




 


AMOR 50 : CABEZA BLANCA, VOLCÁN DE FUEGO 


En tu cabeza blanca, 

nieve gozosa, derritiéndose; 

como tú, cuando a ti me acerco, 

ojos de porcelana, corazón de gacela 

en un oasis seco .


En tu cara velo de nácar 

levemente susurrando con su vaivén 

a tu mejilla, como yo te beso deslizando 

mis finos labios en tu rostro de princesa .


En tu cuello, jugo de fresa, rojo fuego, 

cómo mí amor ardiendo por ti; 

alma sedienta de locura desmedida 

en un manantial sereno.


En tus montañas , racimos de uvas 

vertiendo su jugo divino

Dulce como el azúcar , denso como el cielo, 

atado a ti mi corcel del tiempo. 


En tu vientre, plantaciones tropicales,

con bosques frondosos, manantiales claros , 

donde reflejamos nuestra pasión secreta, 

jugo de vanidades incierto.


Entre tus piernas, quiero ser el bombero 

que apague tu fuego, manguera de placer interno, 

contorneando nuestro efímero amor 

por las laderas del infierno, 

ardiendo nuestros lamentos 

en el fuego eterno.



 

 



MELANCÓLICOS 16 : HOY EN MI OQUEDAD CELESTE


 


MELANCÓLICOS 16 : HOY EN MI OQUEDAD CELESTE


Hoy en mi oquedad celeste

que parece ceniza, principio de la niebla

por la calima africana que nos envuelve,

el mar es una hoguera desvanecida

con colores de muerte.


Esto contemplo desde mi cristal

el jardín moribundo, de la sequía;

las nubes están peleadas con la Axarquía

un desierto de polvo y tropicales

incrustados en el alma mía.


Ese vacío siento en mi corazón

deshilachado de melancolía, hay otros momentos

de verdor extremo, donde las hormigas salen de su rutina

en el hormiguero, desfilando cuán ejército solidario;

ojalá fuésemos así aquí en el cielo, perdón en la Tierra.


Me estremece sentir ese vacío de amor

porque la soledad se apodera de mi bostezar amargo

y penetro en la profundidad de la tristeza

abismos que la vista quiebra.


Me asedian las sombras, tu cuerpo es niebla

ni lo veo, ni lo siento, es una herida convertida

en sal amarga, en vez de alabastro digno de rayos pálidos

de la luna, también cercada de presagios 

donde se acurruca mi pena.


Hoy es un día gris plomizo, en mi corazón

y mi alma, susurros de desconsuelo

día oscuro y frío en el que veo mis lagunas,

porque me siento vencedor a la muerte.