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MELANCÓLICOS 13 : EN LOS ECOS DE LA NOCHE

 




MELANCÓLICOS 13 :  EN LOS ECOS DE LA NOCHE


En los ecos de la noche, 

van envueltos mis pensamientos

girando sobre la luna, como una bruja

con su escoba de oro de Capadocia.


Hay en mi luz un resplandor de sentimiento frío,

un corazón cautivo, un suspiro que llama

a la tristeza, un amor entrelazado a los susurros

palpitantes de la vida, de ostracismo, de grano de arena.


¡Vete! demonio del desapego, necesito olvidarte,

echarte de mi sangre, veneno que la muerte traes

a mi escalera, súbitamente, como las nubes 

tapan el sol de la tierra y en penumbra la dejan.


No juegues conmigo capricho de la maldad,

penumbra de mi alma cariacontecida;

¿adónde vas solitaria y sin guía?,

acaso pretendes acabar con el silente cielo

que me alberga.


¡Oh!, luz de fuego, quimera de mi ocaso; 

te maldigo, eres un maremoto en mi cuerpo,

las alegres amapolas del jardín lloran mi hastío,

enigma infinito de la creación eres, cloaca

de los sentimientos, un dolor derramando tormentos.


Soledad, vete, quiero luz y alegría serena,

caudal de pétalos en mi cama, noches de Perseidas

en mi corazón sediento de complacencia, en este

sumirme en la locura, a la que me estás sometiendo.



MELANCÓLICOS 12 : EL SENTIMIENTO DE LA SOLEDAD


 

MELANCÓLICOS 12 : EL SENTIMIENTO DE LA SOLEDAD


El sentimiento de soledad es más profundo que el propio hecho.

He olvidado tus huellas, ya no están en mi ventana,

ni en el alféizar; se han ido a vivir al paraíso del sueño,

son melodías inacabadas, cuervo negro que no pica.


Soy velero en un mar de espinas, ocultando mis penas,

mis manos derraman sangre, cada verso, cada letra

que escribo, es un pétalo de rosa enviado con el viento

una carta que nunca llega a su destino, un árbol carcomido.


Eres cigarra sin alas, agitando unas velas derruidas,

tu mirada ya no brilla, está opaca, como la niebla

cuando circula por los muelles, y no se divisan los barcos,

entonces, vuelvo a tomar mis vacíos para llenarlos de aliento, de vida.


Eres un monte que canta sus versos al viento,

una pena desgarrada, un susurro hiriente en la brisa, 

un amor que arde convirtiéndose en cenizas,

pesadillas en la noche oscura de las almas perdidas.


Eres oscuridad sin sol ni vida, un trozo de madera 

a la deriva, una copa de vino con éter, un atardecer

del crepúsculo, una roca curtida del viento que intento

soltar de mi mente, en este mundo de soledades, muerto.

 



MELANCÓLICOS 11 : TE PERDÍ

 


MELANCÓLICOS 11 : TE PERDÍ


Hoy el amor ha venido a llorar a mi lecho,

una nana encubierta de tristeza, 

bajo el manto de mis anhelos

le he cantado,

sombras cayendo sobre mi pecho.


Amor de ida y vuelta, pensamientos 

frustrados yendo al limbo del ocaso;

felicidad yerta en un mundo de valles primaverales,

ahora convertido en cementerios espectrales.


Te perdí como los árboles a sus hojas en otoño,

como la hojarasca volando con el viento

circula a otros lares, a ninguna parte;

ahora sueño con cometas dibujando 

tu nombre en los cristales.


Te he imaginado configurando tu figura

en las tinieblas, rompiendo cadenas

ser corazón libre, liberarme de esta condena

acotando mi tristeza, no quiero en mis pies

más sangre con espinas.


No vuelvas, ¿Dónde fuiste?

me dejaste helado, sin vida

alma errante en un paraíso sin luna

tengo el alma gris como el mar 

cuando lo azota la tormenta.


Pusiste cerrojo al camino, 

Hoy quieres abrirlo

La llave se fue contigo

Se convirtió en lamento.


Hoy, tu lago es una mancha azul en el horizonte

no brilla como antaño, está de paso

y mis manos espumaderas de 

tu presencia, insinúan, que nuestros 

sueños se perdieron en el camino.


No vuelvas, quédate en tu destino.