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GENERALES 38 : MI PUEBLO BENAMARGOSA


 


GENERALES 38 : MI PUEBLO BENAMARGOSA


Verdes vides, arcillosas lomas,

pizarras ancestrales, almendrales con piojos

recorriéndote el cuerpo como el cauce del río 

que baja zigzagueante saludando a Benamargosa.


Altivos cañaverales, ariscos pedregales,

testigos mudos de antiguas leyendas,

guardianes de secretos ancestrales

que me contaba el abuelo al calor de las ascuas.


Entre tus montañas se esconde la historia,

de un pueblo valiente, de fieras batallas,

de amores perdidos en noches de frío,

de lágrimas derramadas en campos dorados.


¡Oh Benamargosa misteriosa, tierra de estraperlistas,

Gibraltar el chico te llamaron,

por tus establos circulaba el tabaco

como la paja en los pesebres.


En tus paisajes se inspira el alma,

se despiertan emociones que yacen dormidas,

en el corazón de aquel que te ama

eres luz en la oscuridad de la necesidad

movimientos de ola en los vientres del hambre.


Caminar por tus senderos es un sueño,

donde el silencio habla con voz profunda,

donde el viento susurra antiguas palabras,

y las estrellas brillan con luz fecunda.


¡Gigantes olivos, acobardados limoneros,

que vuestros huertos guardan secretos,

de sufridores hortelanos

Benamargosa eterna, con la belleza de tu valle,

me duermo


Eres el eco perdido de mis tiempos preferidos,

la tierra decrépita de mis ancestros

donde la vida no transcurre es una luna

balanceándose en un cesto.


AQUELLAS TARDES DE VERANO


 


AQUELLAS TARDES DE VERANO


Aquel fresquito de la tarde

caprichosa y exquisita sombra,

huéspedes en la casa,

chicharras del verano


Las extrañas fotos revelan los recuerdos,

sobres vacíos llenos de imágenes

que ya no existen, partieron

hacia crepúsculos negros

en un tren de sueños.


Una nevada de calor,

un sustento de carbón,

un vino blanco en un cajón,

una charla improvisada.


En un lugar idílico

con la vigilancia del chirimoyo,

risueño, de ver aquella escena

de unión, 

como se aparean las palomas 

con su arrullo.


¡Cómo ha cambiado el tiempo!,

no hay cine ni cajón

ni charlas, ni reuniones

estanterías rotas en un rincón

desoladas de tanta soledad

frías de inanición,

corbatas colgadas en el salón.


El velo de los ojos

cayó en aquel acto donde acabó la función,

una noche de verano u otoño tal vez

donde los rayos del sol cayeron por última vez.


PASEANDO POR MI PUEBLO






PASEANDO  POR MI PUEBLO


Dolientes campanas habitando mi alma, 

mi corazón en la barbería del centro del pueblo

junto al bar de la plaza 

donde brota la fuente 

y enfrente el ayuntamiento

con su portada dieciochesca. 


La calle tiembla 

el macetero se regocija a mí paso, 

María, la chismosa, abriendo la puerta 

con sus ojos como soles, abiertos 

para no perderse un detalle

de cuánto acontece en la calle.


Más abajo la puerta de la iglesia

tan antigua, tan vieja

el tiempo la ha defenestrado 

siente frío por sus rajas 

y las polillas habitan en sus entrañas.


Frente a la iglesia, el quiosco,

como una fonda donde el cuerpo

se resguarda del frío en el invierno.

sus paredes de madera 

son el periódico del pueblo 

todas las noticias pasan por sus huesos.


Paseando por cuatro vientos

los abuelos sentados en los asientos 

alimentando con el sol sus viejos huesos.


Cuentan historias de presos, de estraperlo, 

tabaco de Gibraltar y por eso 

le llaman Gibraltar el chico

una vida dura cuando no había vida

un trabajo perseguido 

por la luna y las estrellas 

que vigilan a los estraperlistas

con fusiles en mano.


El miedo duerme en la cama de los muertos. 

Los carabineros disparan a los nuestros 

aparecen los cuervos negros.


Cerca, en el muro frente al quiosco, 

los jóvenes sentados

con sueños de libertad, 

esperando  otra vida

no con fusiles, con flores

donde el viento sople

el sol caliente

las campanas repiquen con alegría 

y el sol salga sonriendo 

cuando aparezca un nuevo día.




 

TIERRA DE MI VALLE



 


TIERRA DE MI VALLE


Tierra de mi valle, 

tierra oscura

sin agua, dura 

cómo duros son los jornaleros 

que te cultivan.


Tierra ondulada 

por lomas y cañadas

eres un vaivén de olas 

en el espacio encerradas.


Rica y pobre, 

rica de limoneros, aguacates y mangos

pobre  de vides, algarrobos y almendros

pobres los hombres 

que te cultivan con el sudor 

de su vida

y el aliento de su cuerpo.


Tierra benévola en primavera

cuando pares alfombras de amapolas, 

y las vides crecen dando color 

a los camaleones


Florecen los almendros 

con sus paraguas blancos

adornando los espacios 

con el contraste del rojo y el blanco 


Tierra de fango, cuando llueve

cómo fangosa es la vida 

de los hombres 

que por ti mueren.


 

TRABAJO DE MI PADRE


 


TRABAJO DE MI PADRE


Recuerdo aquellas mañanas frías

donde el cigarrillo 

era tu alimento

para esa tos perruna 

que te salía de dentro


Aparejando la mula 

con mucho sentimiento

otro día tocaba tirar 

del pesado azadón

que airea la tierra 

con tu lamento,


Manos agrietadas

como las rocas

del tiempo 

sufres como ellas 

las inclemencias del tiempo.


Espalda curva

¿no oyes al lucero?

de dejarte la piel

en cada palmo,

en cada ceporro

que diste vida

con tu sudor maltrecho.


Pulmones carbonizados

de aspirar humos malignos

de ramas que lloraban su tragedia.


Las mismas ramas 

que cuidabas por el día 

por las noches

dándoles el líquido elemento

para que su sabia corriese


¿y tú? esperabas el agua

tendido entre sus madres

hasta que el chorro 

te despertase, de tu letargo amoroso


¡Padre! moriste deshecho,

entre algodones, con espinas,

maltrechas tus heridas

pero muy querido

y eso te llevaste dentro.


EL VIEJO PORTAL

 




EL VIEJO PORTAL


Estoy sentado en el viejo portal de piedra

encima de mi aturdida cabeza 

el arco sonriente vela mi siesta

colgando de las paredes helechos de luna llena.


Mecedoras que se mueven en silencio 

vacías, de hojas muertas

de seres que vivieron, amaron 

en ese túnel de frescura 

que al calor del verano daba guerra.


Moscas golosas, hediondas 

pululando entre las viandas 

expuestas en la vieja mesa

qué cruje dolorida, 

con sus huesos resquebrajados 

de servir a los moradores 

de ese lugar de encanto.


Cantos de chicharras, sol blanquecino 

que te quema las entrañas; 

trinar de jilgueros

maullidos de gatos 

ladridos de perros que abundan 

en el camposanto.


Recuerdos inolvidables de una adolescencia 

de velero, efímera 

como lo es la vida, gozosa o lastimosa 

de todo hubo en aquel portal oscurecido 

con su puerta dolida

de las grietas del tiempo.