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MELANCÓLICOS 39 : ENTRE LOS GERANIOS…


 


MELANCÓLICOS 39 : ENTRE LOS GERANIOS…


Entre los geranios, tus lágrimas reposan

brillando como las estalagmitas de una cueva

de cuarzo, 

pobres flores, soportar tanto desvelo

sin tener ni siquiera un cuarto.


Cómo deshacer la fragancia con penas,

qué herida sin sangre sonríe y arde sin ser primavera,

no hay cántaros en la tierra

para apagar ese fuego.


Tocando el cielo, con la suavidad que me miras

cuando te sonrío, soy manantial sombrío

ascendiendo por tus penas, voy consumiendo

mi escarcha, para que brote de ti el frío.


Gruesa anaconda, pasión de mi concha,

qué cauce deshará este tormento; esta vanidad,

está quemándome como un zarzal en el arroyo

tardío de la tarde, que se consume como la antorcha

lentamente.


Tibieza de mi mar, andas revuelta, con un gran afligimiento,

malestar que me desborda, no me gusta nadar contracorriente

porque aumenta mi ceguera, y me pierdo por las laderas inertes

de tus sentimientos, cuando se retuercen.


Aprenderé a conocer la hermosura del aire, 

el candor de la pena, la espina de los rosales,

el fluir de la sangre que con la tarde fenece,

en el mar de los sueños de tu tristeza.


AMOR 65 : SÉ MI AMOR


 


AMOR 65 : SÉ MI AMOR


Sé mi amor, 

mi estrella del tiempo 

un lucero sediento.


Soy el eslabón de la cadena de tu amor, 

sobre manantiales de lujuria, 

andas buscando un intercambio oxidado, 

antes ser la inspiración de mi aliento.


La corona de la aurora de tu sentimiento,

en el valle donde juntamos nuestra soledad,

nuestro desaliñado aliento, 

dolores de huida,

retazos de mi entrepierna en tu pelo.

deja que emerja entre tus silencios.


Decir adiós a la tristeza,

es liberar el alma herida,

es dejar atrás la triste despedida,

y encontrar paz en la fortaleza.

 

Decir adiós a la tristeza,

es dejar de lado el lamento,

es confiar en su divino aliento,

y sentir su amor con gran certeza.

 

Decir adiós a la tristeza,

es abrir el corazón a la esperanza.

 

Es soltar las cadenas del dolor,

es buscar en él, el consuelo y amor,

y en su abrazo encontrar la belleza.

 

Decir adiós a la tristeza,

es elevar el espíritu hacia lo alto.

 

Es transformar la pena en gratitud,

es encontrar en él la plenitud,

y en su amor recibir la recompensa.


Las ansias de la misericordia navegando

en olas gravitacionales que encandilan

la honorabilidad del corazón plumado

por el hedonismo.