AMOR 18 : ANTORCHA ENCENDIDA
Paseando por la ribera del arroyo
entrelazadas las manos como nubes en el cielo,
el sonido cadencioso del agua en su triste camino
hacia ninguna parte, en su discurrir
entre guijarros centenarios, que va acariciando,
desgastando las piedras centenarias.
Al fondo vasto y solitario
el sauce con su caverna,
y la roca sollozando a la espera,
lugar idílico donde enciende nuestra antorcha.
Donde las miradas se confunden con luceros,
y un olor a jazmín, envuelve el lugar de mágico misterio;
cantos celestiales nos amparan en nuestro lecho.
Allí fuimos a sembrarnos de nuevo,
a enraizar nuestros sentimientos,
nos imbuimos en nuestros juegos amorosos,
tú me desnudas, cómo desnuda el viento
los árboles en otoño,
Tú, mariposa con tu belleza
me haces temblar el iris
y con esos labios puro deseo carnal
para mí boca; suavemente besas mi cuello
de terciopelo , haciendo que vea estrellas en el cielo,
frío en mis entrañas y la tierra se va humedeciendo.
Mariposa me besas ardientemente
como el sol a la pradera, me desnudas de razón,
me elevas hasta el paraíso de Adam
donde no hay serpientes ni castigos,
caen rayos dulces de semblante bello.
Tú, mariposa silenciosa con manos de seda
revoloteas sobre mi cuerpo circundas
la oquedad de mi vientre , el principio de mi vida.
Oh, mariposa, cuando buscas
en mi pistilo el polen de vida,
succionando como un motor
succiona el agua del pozo,
un relámpago pasa por mi mente
Oh, mariposa, qué deleite sentir la explosión
de mi pistilo en tu lengua,
sentir que me llevas dentro
por la eternidad de los tiempos,
que tú cuerpo y el mío se han juntado
en un abrazo eterno.
Oh, amor mío qué momento más sublime
ya me había olvidado
del trinar de los pájaros
y el discurrir suave del arroyo milenario.