GENERALES 52 : REFLEXIONES
Yo que canto a la libertad del espíritu,
enredadera de mi cabello gris,
verdades irrefutables de la vida misteriosa
cabalgando en carretas aladas.
Rodeado como las penínsulas de necios impíos,
sin saber distinguir la vaca del lechero,
ni la soledad de la risa, amando
los pensamientos estercolados de la vida.
Una serenata, un ejército de hormigas solidarias,
el desnudo de Miguel Ángel, los romances de Lorca,
la vanidad de la sinrazón matando
a los que cantan la belleza.
La cascada que baja cristalina, con acordes
celestiales encantando al roble mudo y solitario.
baja con lengua de amianto cancerígeno.
¡Oh!, amor mío, quizás haya morada embaucadora
más hermosa que la tuya, ojos verdes de bosque,
de selva incontrolable, de libertad escrita en tus carnes,
trémulas, cuando te visita la flor del día.
Amor de cantares de gesta, de trovadores,
¿ilusos de la cultura?, gladiadores del bienestar del pueblo
esperpentos de sus historias, melancólicos, borrachos,
gente sin patria, cuervos llenos de sabiduría.
Años vacíos, de mentes de algodón, viajando
en trenes de materialismo superfluo
¿Dónde está la belleza?,
se me escapa de los dedos en una playa desierta,
bamboleando con la espuma de las olas.
Poetas que cantáis a lo sublime, olvidad las cadenas,
cantad a la utopía, al amor, la libertad, la brisa sin aire,
el amor de los pobres, la sanidad del alma,
las verdades tautológicas de los humanos
deambulando por la vida.