MELANCÓLICOS 48 : LA VIDA LLEVÁNDOME…
La vida llevándome como alma errante
sobre caminos de ternura en bosques de ojos cerrados
atrapado me tiene.
Es su balanceo el que desarrolla mis deseos, navegando
por ecos de la noche, de tu cuerpo, de mis deseos.
Estirando mi mano puedo notar tu risa
el sabor de tus labios, la fragilidad de tus actos;
soy un alfiler en un vestido, una pompa misteriosa
invadiendo tus sentidos.
Siento tu cuerpo en mi noche, transgredes mis latidos,
eres una oquedad en el espacio, una fulgencia de amor en el día.
Yo siento penetrar árboles en mi corazón,
son los tuyos, tus perversiones, tus ególatras sentimientos,
tus ecos, ondas misteriosas escuchando mis desvelos
dirigiendo mi destino.
He callado el viento con mis versos,
se ha derramado el vino como ríos en tu vientre,
he acogido tus temblores como míos y tus desasosiegos
los he filtrado con palabras de entusiasmo,
de amor en los prados, en las encinas..
Tu amor me ha golpeado el corazón,
es una piedra lanzada con onda, surcando olas
de mi memoria, escudriñando galaxias, viajando
allá donde se forja mi alegría, mis mañanas
rosáceas, el destierro de mi esperanza,
tu voz perturbada, encogiéndose
como un sendero de luz de racimo seco
en una vid olvidada, ni camaleones habitan en ella
es una daga contra mi mente degradada.
Amor, leve quietud, flor de ilusión, amanecer de mañana,
cultivo de flores, anatomía de lo humano,
siente conmigo
abandonando el desasosiego que me tiene atado
en este mundo de la poesía, maravilloso
pero también cruel y perverso.
Siento que muero, en un instante fugaz
donde el tiempo ha dejado de contar
y sólo veo emociones contradictorias
mezcladas con mi alma errante en este bosque.