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AMOR 83: COLMENA FRESCA


 

AMOR 83: COLMENA FRESCA


Colmena de fresca miel,

aleteo en tu morada

como el humo se retuerce en el cielo

al salir por el negro agujero.


Soy el bienaventurado, el ganador de la batalla

brazos de hiedra, tentáculos como pinzas,

adormidera cuando me acaricias

como las abejas acarician a las rosas.

 

La desnudez ebria de tus labios

se posa en mis pestañas

aleteo de aves, tierra silenciosa,

herida sanando.

 

Ilusión y vértigo cuando penetro en tus ojos profundos

riqueza de diamante bruto,

luceros que sobreviven a la muerte,

rocío derramándose lentamente de placer sublime.

 

Derrapo por tu vientre

como un tobogán en un parque,

savia de sangre que me recorre

como la brisa marina

recorre las costas onduladas de tu cuerpo.


Arena mojada, errante en la noche,

torbellino de luz mirando al cielo

el sexo levita entre las gaviotas y la espuma.


Galope de yegua, mi alma perturbas con tu sutileza

tus cabellos al aire, abanicos de colores sumidos

en huracanes furiosos, tu alma, amor mío

sin sed y sin brío se duerme junto a mi muslo.

 


MELANCÓLICOS 55: AÑORANZA

 


MELANCÓLICOS 55: AÑORANZA

 

Añoro tus risas, tus abrazos llenos de serenidad,

cual brisa suave acariciando mi alma en noches de plenilunio.

Eres mi sol, el cielo de mis días turbios,

la estrella que guía mis pasos en la oscuridad de este túnel.

 

En cada suspiro,

en cada brisa que oxigena mi corazón,

resuena tu nombre como espuma ahogada en la arena

recordando que eres mi razón de amar,

mi refugio en los profundos corales.

 

Vuelve a brillar tu luz sobre mi soledad dormida

regresando cual aurora a iluminar mi cielo,

pues sin ti, mi estela es un mar sin rumbo,

un jardín marchito que anhela florecer.

 

Regresa a mí,

oh fuente de marfiles blanquecinos

como la vida que retorna tras la noche que se desangra.

Y juntos, enlazados como la línea de la orilla a un golfo 

brillemos al final de un túnel donde la luz aparece.


AMOR 212: TE DESNUDO AMOR


 

TE DESNUDO AMOR

Amor, tu belleza son las olas de mi mar, 
un borde de luz es tu sonrisa.
Un dulce sonido latiendo de forma sincera
en los arrabales de tus brazos me he convertido.
 
Irradias en mí tu felicidad, 
en tus ojos brilla el día,
la esperanza se convierte en el brillo de tu mar, 
mis sombras se disipan, se vuelven deseo, 
te desnudo en el pico de un pájaro
con el elixir de la savia de mis manos.
 
Te siento como algo que supera lo prohibido
como un sueño oculto en la memoria de mis anhelos, 
si el cielo te trajo, bienvenida, 
en tu ser, mi alma se alumbra.
 
Por pensar así, la felicidad se imanta en mi cuerpo, 
porque en cada caricia florece el destino, 
nuestros corazones hacen del amor un viaje, 
la belleza bailando al compás de delirio de tus labios.
 
Amor, ansia de mi jardín, puente que socorre mi devenir
das vida a mis horas, a mi andar cansino, 
y mientras el mundo gira aturdido, 
contigo en mis brazos, todo es una dulce voz de susurros
 
Amores sumidos
en el celeste mundo enfebrecido
La música hace bailar al bosque del olvido.
 
El goce del placer, la redención de la armonía
asciende dulcemente por mi cuerpo
Y me dejas tu cuerpo imantado por el latido del deseo

MELANCÓLICOS 54 : RUINAS DE UN AMOR (Editado)


 


MELANCÓLICOS 54 : RUINAS DE UN AMOR (editado)


En las ruinas de un amor pasajero,  

bailan frágiles cartas

dibujando sueños en cantos rodados.


Las piedras gritan lamentos,

incisiones de amores se desgajan:

un latido, un adiós,

el tiempo de esas ruinas duele

y el olvido de mi piel estremece a las sombras.


Suspiros de risas que el viento acaricia,  

recuerdos flotando en el corazón del atardecer,  

un rayo aferrado a la chispa del amor

un te quiero distante transforma la noche

en un hilo de acero.


Mi corazón navega en los lamentos de las venas

cuando el dolor lo abraza,

y las memorias son duelos que, aunque duelen,

no traspasan mis lágrimas.


Destraba los enredos de estos escombros,

comparte la luz con mis ojos desnudos,

rompe las cadenas del invierno,

elévate por encima de la sed muda

de las pasiones donde las palabras mueren.





MELANCÓLICOS 66 : SOMETIDO A TU INFLUJO


 

MELANCÓLICOS 66 : SOMETIDO A TU INFLUJO


Sometido a tu  influjo

anulado mi sentimiento, 

palabras muertas abrazan

los besos huyendo cuan gritos ahogados

del trino de un pájaro inexistente.


Hay palabras que reconozco

sin bordes, ni sonido

acariciando la luz de almohada apagada,

temblorosa ante la visión de los ángeles

surgidos de la oquedad oscura del castigo.


Deambulando cuan náufrago 

asido a su tabla de salvación

mis delirios son fatiga que mi frente oprime

luz crepuscular de lágrimas esparcidas.


El viento de nuestra pena

llora la agonía

por las laderas del mundo

ya no da sombra el bosque

ni el sol brilla en tu cabello.


Aquellas horas mórbidas de embriaguez

son recuerdos alimentados de ceniza

rugidos de mi garganta,

delirios complaciendo el ruego del ciprés.


Daga cruel arrastrando el prado yermo

la montaña ya no es gris, 

volviéndose eternamente blanca;

el sudor se convirtió en sangre

y la felicidad en sollozos.


El monstruo de la angustia 

blande mis turbios ojos

desnudando mi cuerpo,

como una mirada en llama recurrente.


Ojos abiertos, como luceros, en la madrugada

y la necesidad de volver a despertar

sobre tu vientre y tus perfumados cabellos.


Espero el optimismo venza a la tristeza

y mi alcoba vuelva a recuperar el olor

de las frescas selvas.


MELANCÓLICOS 65 : EL CORAZÓN DESTROZADO (2)

 



MELANCÓLICOS 65 : EL CORAZÓN DESTROZADO (2)


Tengo el corazón destrozado, 

la mente confundida

como rayo de sombra te marchaste

sin poder comprender ese halo de viento,

instante fugaz donde todo acaba.


Me diste el dolor de las lágrimas

la pesadez de los días largos, 

las noches de hierro, frías, interminables

eran losas pesadas, capullos sin rosas

en noches de escarcha.


Intentaba recordar las huellas felices,

la armonía de los corazones humanos,

tenue fragilidad perdida, entre gritos de lobo,

en la noche de las ánimas.


Cruel aceptación de la despedida,

de la pérdida de las noches de pasiones

entre gritos y gemidos nos bebíamos el tiempo,

pero todo se desvanecía ante la cruel realidad de tu partida.


Así el tiempo pasa

la ausencia de tu maldad desinfecta las heridas,

las aspas de mi luz esparcen los analgésicos

que todo lo cura.


Ya no necesito tu amor para ser feliz, 

pues conmigo me basto

y aunque duela recordarte, sé que fue lo mejor 

seguir caminos distintos.





MELANCÓLICOS 64 : AMADA DAME LA PAZ


 

MELANCÓLICOS 64 : AMADA DAME LA PAZ


Amada, dame la paz, 

en medio de esta tormenta que agita mi ser, 

buscando una calma de vientos apagados

en las avenidas de las gardenias y tulipanes

llevándome por valles de tranquilidad sembrados de algodón.


Aunque quizás sea tarde, en llegar la paz a mi ser,

sé que al final, la encontraré,

para apagar este fuego 

que hierve las enramadas de los pájaros.

esta hoguera que me quema las entrañas, 

estando hueco.


Mis pensamientos se desvanecen,

como el humo entre mis manos,

necesito de tu amor y tu luz, 

para encontrar la serenidad en este mundo

de esquelas de amor, de falsedad ensombrecido


Que tus brazos sean refugio, 

de mis miedos y temores,

que tu amor sea mi guía, 

un encantamiento en el cauce de la corriente luminosa.


Amada, dame tranquilidad, 

para calmar este fuego que arde en mí,

y encontrar la paz que tanto ansío,

en tus brazos, en tus ojos, en ti.


En el alimento de la pasión, en el coctel del fuego

en los sueños legendarios y en el espejismo de la niebla.


Dame la tranquilidad del silencio.



MELANCÓLICOS 63 : PENUMBRA DE MI ALMA


 

MELANCÓLICOS 63 : PENUMBRA DE MI ALMA


Alma mía, lágrimas tristes brotan 

como un río de dolor que no tiene fin

como gotas de lluvia pulverizadas sobre el cristal

elevándose en vuelo, entregadas al viento.


Son testigos silenciosas en la intemperie del dolor 

que en lo más profundo de mi ser anida,

ríos de melancolía incesante

ebria catarata inundando mi corazón.


Cada lágrima es un grito en la maleza

hay profundos lamentos en una tarde de tormenta

un dolor que se viste de silencio

tejiendo un tapiz de día triste.


Pero sé que llegará un día 

en que el sol esculpa la piedra de mi alma

sanando estas heridas

y las lágrimas se secarán en la senda 

de la fuente de la vida

 

En este mar de sombras de galerías eclipsadas

navego en el silencio del tiempo 

buscando redención.


Anhelando encontrar nuevos ríos,

donde renazca el pergamino del eco que duerme en mí

y llueva maná del cielo.