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MELANCÓLICOS 58: MOMENTOS NO VIVIDOS

 


MELANCÓLICOS 58: MOMENTOS NO VIVIDOS

 ¿Qué ocurre con las palabras 

inundadas de silencios?

esos atardeceres que pasando

desapercibidos son el elixir de un canto de sirena.


 Palabras de amor no dichas, 

son fantasmas

en la inmensidad de la vida.

Rocas en un pedestal de cartas de adiós

habitando sin brillo ni esplendor donde el insomnio goza.

 

El abandono de la verdad

surcando la vía de lo oculto,

cimas inexploradas, sed de amenazas;

agua brotando de la riqueza espiritual 

en las interioridades de nuestro quehacer cotidiano.

 

Lanzas hechizadas, colmillos desgastados

lo insólito de la soledad, las noches profundas

la niebla envolviendo el cuerpo, amores deshechos

cartas rotas en la estación del olvido.

 

Amores lascivos

con miradas furtivas faltos de entrega,

sangre alborotada de corazones fraternos

en momentos de luz y de rayos estridentes.

 

Fuegos del cielo, atravesando nuestra aura

encendiendo de cálido cobijo el vértigo

que nos alimenta.

 

Amar dejándose llevar por el viento inmaculado

de la pasión de las palabras 

que aceleran la pasión de las mil y una noches

según la rescatada estela de la luz sorprendida.

 

Tierra árida convertida en fértil,

caminar donde no había caminos

surcar los mares volando

amar, amar como yo te estoy amando.



GENERALES 43: ESTE SILENCIO

 



ESTE SILENCIO

 

Este silencio es un vacío

que se viste de sombras.

La vibración sorda

donde tiembla el miedo

y las palabras se ahogan

en mi garganta.

 Susurra al alba con su luz oscura.

se aferra a la niebla como pena ahogada

sufriendo con el ruido de mi música.

 Es un río de dudas

que busca tras la muralla

el puerto de nuestro lenguaje.

 Es mi silencio un diálogo mudo,

un viaje al país de la muerte,

una calma helada donde el aire pesa

y se siembra tristeza en un cielo

donde el réquiem nunca muere.

 Mi silencio es una lágrima cayendo

en un río profundo

por aquellos que amé

cuya luz se ha perdido

en un mar de un mundo incierto

que nunca se agota.

 

 


MELANCÓLICOS 56 : PALABRAS SUICIDAS


 

PALABRAS SUICIDAS

Hay palabras suicidas 

donde fallece el esplendor del cielo

cuchillos afilados que desgarran

son metamorfosis de maremotos muertos.


Palabras subyacentes en el hielo de los recuerdos

llevándose la ternura con un viento dolorido

donde las nubes acechan entre lunas de tiniebla

clavándose en las cicatrices marcadas en mi piel.

 

Descubro el silencio de la maldad

entre la orfandad de mis días

en este corazón de rictus de cadena

vagabundo entre sombras diáfanas y luces oscuras.

 

Contemplo en el espejo de mis días

la lucha de la luz de mi otoño

por ocultar mis ojeras llenas de arrugas de volcán.

 

La ética depilada por la sonrisa del silencio

que habita detrás de mis orejas

y en la superficie de mi rostro cansado.

 

La abominable aberración del amor de tornado

donde mi sombra cae fulminada de hartazgo

donde el polvo, como manto de penas

que abriga el olvido, se asienta en suelo

como las oquedades vacías de los ausentes.

 

Veo en mi rostro un rictus desafiante

una víbora de ojos vacíos

reflejo de los sueños rotos

en un mundo de fotografía olvidada.

 


MIS PÉTALOS SON LA SINFONÍA

 



MIS PÉTALOS SON LA SINFONÍA

Nacida de rocalla soy,

la turquesa orquídea,

mi ser se nutre de la belleza y la alegría

en las altas montañas y en las planicies,

van mis rumbos de aroma al viento, mis delicias.


Mis pétalos son la sinfonía de colores,

que bailan al compás de la brisa,

mi fragancia embriaga los sentidos

y en mi presencia todo se torna suave.

 

Soy la esencia de la primavera eterna,

la flor que florece en cada corazón,

mi belleza es infinita, como el amor,

que nace en el jardín de la pasión.

 

Las mariposas danzan a mi alrededor,

los pájaros cantan en mi honor

soy la flor más hermosa, la más pura,

la que simboliza el renacer y la ternura.

 

Nacida de flores soy, en mí crece la vida,

soy la orquídea, la más querida

En cada pétalo guardo un secreto,

de amor y esperanza.

 

Soy la flor que nunca se marchita,

la que florece en el jardín del alma

nacida de flores soy, etérea y divina,

en mí se encuentran la paz y la armonía.

 

AMOR 84: SALISTE DEL AGUA RADIANTE


 

AMOR 84: SALISTE DEL AGUA RADIANTE

 

Saliste del agua radiante

como un sol naciendo en el horizonte

su brillo se refleja en tus ojos

estallando la luz en tu armonía.

 

Se estremece en tu cuerpo

una sinfonía de destellos y reflejos

un manto de belleza que te abraza,

envolviéndote en tu misterio de espina de rosa.

 

Túnel donde navego, 

tu fuego es la casa que habito,

mis velas izo al viento 

y tu olor me hechiza.


La fragancia de la desembocadura de tu alma

me envuelve en su aliento de beso.

 

Entre sombras y misterios, 

sobre húmeda tiniebla,

mi barca va surcando 

por un mar de orquídeas,

río de mis recuerdos acompañado 

de jazmines y sueños 

que estoy abrazando como el aire te atrapa.

 

La luz al final del camino 

es pálida como el sol

que nos alumbra.

Me llama con su brillo

y en ese instante divino, cuan árbol de lluvia

siento que todo se hace sencillo, 

es una balsa en el lecho de mi corazón.

 

El aroma a libertad, nenúfares, cisnes

se mezcla con la brisa marina, yodada, salada

como tus entrañas;

y en este viaje sin final

mi alma encuentra el albor de la dicha.

 

Fragancia de la desembocadura, cristal eterno,

me lleva hacia el fuego de tus deseos.


AMOR 83: COLMENA FRESCA


 

AMOR 83: COLMENA FRESCA


Colmena de fresca miel,

aleteo en tu morada

como el humo se retuerce en el cielo

al salir por el negro agujero.


Soy el bienaventurado, el ganador de la batalla

brazos de hiedra, tentáculos como pinzas,

adormidera cuando me acaricias

como las abejas acarician a las rosas.

 

La desnudez ebria de tus labios

se posa en mis pestañas

aleteo de aves, tierra silenciosa,

herida sanando.

 

Ilusión y vértigo cuando penetro en tus ojos profundos

riqueza de diamante bruto,

luceros que sobreviven a la muerte,

rocío derramándose lentamente de placer sublime.

 

Derrapo por tu vientre

como un tobogán en un parque,

savia de sangre que me recorre

como la brisa marina

recorre las costas onduladas de tu cuerpo.


Arena mojada, errante en la noche,

torbellino de luz mirando al cielo

el sexo levita entre las gaviotas y la espuma.


Galope de yegua, mi alma perturbas con tu sutileza

tus cabellos al aire, abanicos de colores sumidos

en huracanes furiosos, tu alma, amor mío

sin sed y sin brío se duerme junto a mi muslo.