DESNUDAR EL ALMA
Quería desnudar tu alma
y el cielo bailaba por sevillanas
los pétalos de las rosas
las amapolas
sonreían por la pureza
de tu corazón en llamas.
Los cuadros de la casa
saludando con bondad
sobre los recuerdos de nuestra vida
eran piedras de diamantes reluciendo
más que el oro en tus dedos.
La chimenea calentaba nuestros momentos
de amor, tan grandes, tan fragantes
como los perfumes en tu cuerpo
oliendo en él tus fragancias, tus miedos
tus deliciosos besos, tus te quiero.
Las amarguras no tenían cabida
en este velar tan bello, tan cristalino
que ni las aguas del caribe
podrían igualar esta belleza
ni las moradas de los dioses
ni nuestros abrazos más tiernos.
La felicidad y su sombra
estaban con nosotros
nunca se iban
como no se van las olas
ni las mareas, ni los vientos,
ni las montañas tan hermosas
y tan viejas,
como tu vestido rosa
el que te ponías en primavera.
Entonces, me pregunté
¿Para qué desnudarla?
si estando vestida está tan plena
como los altares de las iglesias
como la brisa sobre su cabellera
como su amor sobre la blanca niebla
que el viento envuelve como su cuerpo
me envuelve a mi
como una enredadera.