MELANCÓLICOS 29 : TRISTE DESTIERRO
Duro será el triste destierro de mi vida
acostumbrado a dormir sobre flores
ahora caigo sobre ellas,
sintiendo el dolor de rosas sollozando.
Escarcha reprimida de mis lágrimas,
mi corazón te reclama enloquecido
trinar de arpa,
sortilegios hechos suspiros
bellos pétalos colgando
de la estela de tu cuerpo.
Tallo floreciente de flores abiertas,
abanico que me refresca, cautivándome el alma
sutil perfume con tu dulzura y fragancia
una camisa confecciono sintiendo
el roce de tu piel que me envenena.
Se llenan de nostalgias mis horas
contemplando tu rostro, es añil
en un mar embravecido donde navega mi deseo
vestido de mañana o de atardecer doliente.
Tiembla la noche en tus manos
acaricia la esperanza tus cabellos,
enervan las pasiones solitarias
y claudican en ti el clavel y la violeta.
La memoria no sabe de historias
que no llegaron a hilarse,
que murieron antes de ser vividas,
sólo añoran el tacto de la piel
que recubre el silencio
Desde el otro lado del océano
Las llamas inician su solitaria travesía,
abandonando los escarpados Andes
volando como las golondrinas a cobijarse
bajo mi manto de hojas rojas
naufragando en la lujuria de la noche húmeda.
Las palabras son corceles briosos
nuestras almas lluvias qué emigran
con los vientos,
no se encontraron, pasaron por encima de la vida,
de los mares, atravesaron el horizonte
ajenas a nosotros.
Naufragando en la orilla
donde florecen las esperanzas
de los amantes cautivadores.