LA MARCHA DE MI AMADA
Te marchaste en un barco
con la ayuda de Eolo
socorriendo a las velas
que se hinchaban felices
y navegaban cortando el agua
hacia aquel lugar desconocido.
El barco se fue difuminando
en la lontananza y poco a poco el horizonte
lo fue engullendo
como las olas son engullidas por la arena
cuando mueren en la orilla.
Sabía que desaparecerías
y no volverías, como no vuelven los náufragos
ni las rosas marchitas,
ni tu amor a nuestro rincón del alma.
Lo visito con frecuencia
y miro al mar, por si veo aparecer velas
a veces las veo, como en sueño
e invento historias que satisfacen mi ego.