POEMAS CORTOS 1 : A LA SOMBRA
obnubilado quedé
viendo volar al jilguero.
¿Acaso no vuelan las flores
cuando las acaricia el viento?.
En ese instante,
mis ojos fallecieron
pensé: ¿Acaso no entiendo?
POEMAS CORTOS 1 : A LA SOMBRA
¿Acaso no vuelan las flores
cuando las acaricia el viento?.
En ese instante,
mis ojos fallecieron
pensé: ¿Acaso no entiendo?
MELANCÓLICOS 32 : HOY EL VIENTO GOLPEA..
Hoy el viento golpea
como un martillo las ventanas,
los cristales tiemblan ateridos
posiblemente sea invierno o primavera
qué más da, nadie puede dar asiento
a este caballero tan locuaz.
Soy pétalos muertos,
que este osado ha robado a mis rosas,
deshojándose
penetrando en ellas los silencios
de los fondos abisales;
marchitando la fragancia
que ayer exhalaban.
Hoy mis pensamientos
vuelan como las golondrinas
en busca del ansiado amor
y acompañan a las olas
por si cayendo la lluvia
aparecieras tú,
penetrando mi piel.
AMOR 57: OJOS DE BRUJA
Mirar tus ojos es ver dos luceros
brillando en el cielo,
intermitencia luminiscente
cuando tus vidrios se encienden
como el fuego,
cuando sientes celos.
Ojos de leopardo en la noche,
sigilosos vigilando a su presa,
destellos de mariposas encubiertas
en escoba de bruja, soledad pertrecha,
fuente olvidada, manantial fresco.
Ojos bondadosos, melocotones tiernos,
sed de justicia,
tórtola huyendo de dinosaurios
que su paz desalientan,
anudan su pelo.
Tus ojos sabios todo lo controlan
rasgos chinescos, lúcidos ojos de fiera,
iluminas la oscuridad, abres la tierra,
contigo lo agrio se endulza
y el frío toma temperatura.
GENERALES 6 : ESPERANZA DEL ALMA
La copa enrojecida oyó el ruido
cayó al suelo lastimeramente
como un lucero.
El valle murió, se quedó seco
las sombras de su memoria me invaden
como un eco en mi cuerpo sediento.
Sombras de aguacate, valle sediento
las nubes pasaban riendo,
no vertían sus lágrimas,
estaban secas, como el viento.
Un diamante sin destino
un oro divino, venido a menos
porque el dichoso tiempo enfurecido
la temperatura ha subido, y el fuego
con su delirio, el hambre ha entristecido.
Ya no hay luz en el cielo
se ha oscurecido de momento;
una frustración, un brillo sin candor,
un caudal de lágrimas invadía
mi pena.
Madejas de esperanza
añoraban el susurrante ruido
del río y, los agricultores se sentaban
mirando al cielo, por si aparecía
una nube llorando.
GENERALES 5: TARDES DE OTOÑO
Las tardes de otoño
con su tristeza mueren en mi ventana
como yo desfallezco en tu alma.
Un jilguero cantando, una voz callada ,
dormir en tu vientre,
cantar a la mañana
que te quiere, mi adorada.
Tú, mariposa, ensimismada
con tu mirada alumbrando el horizonte,
en un mundo de fantasía,
enloqueces mi atardecer de luces naranja.
Aturdidas auroras de plata
alimentan tu alma y yo, mientras,
corazón mío , penetro
como brisa marina en tu cama.
Aurora abriendo la pupila,
amores que fraguan
encadenados en misterios,
susurros subyacentes debajo
de los quejidos.
Quiero ser tu manto en la noche,
el misterio de tu nicho de ave
bajo la protección del cielo,
ser tu firmamento, tus susurros dormidos,
tu lobo hambriento, tus tejados protegiéndote
de tu lluvia, tus curvas, tus sonrisas, tus melodías
tus danzas del vientre, ser tu orgía.
Deseo llegar hasta tu corazón,
ser el verso que acaricie tu alma,
invadir tu ser, cáliz de paloma viajera;
ser tu horizonte y quebrarme dentro
de ti, como se quiebra el rayo en la noche.
Ser la razón que acelera tus latidos,
crepúsculo rojizo penetrando
por tu mirada ávida de tenerme,
ser concupiscente contigo.
Susurrarte con dulzura palabras en tu oído,
mirar tus ojos azabache, locura estremeciendo
mi palpitar, senos exuberantes en noche
de paladares dulces, sabor a fresa con vainilla.
Tu tristeza convertirla en luz de cigarra,
cantando sobre tu vientre de plata,
los cántaros llenarlos del volcán de tu entrepierna,
incendiado, por mi amor de pupila abierta.
Eres mi oscuridad,
mi amor
mi suplicio
fuego quemando mi infierno,
camino que tiembla,
mi tristeza en el mundo.
Flecha adorando
al sol de la complicidad
alborotando
el mar de las tenebridades
despojada de ternura en las noches
donde el crepúsculo
muere en los altares.
Alegría perdida,
esperanza sepultada
como las raíces, bajo tierra
perdición del día y la noche;
inexorable ocaso
llegando lentamente.
Días grises de agujas y tinieblas
tristeza hasta en mi frente
locura en tránsito permanente
ansiedad a manos llenas recorriendo
los espíritus de mi pasado.
Hoy mi tibio corazón
necesita resurgir a la luz,
dejando atrás la tristeza
volver a ver verdes valles
rojas amapolas.
Dame una luz radiante
para olvidar mi corazón helado
ventanas luminosas
donde entre el aire limpio,
expulsando a este demonio
que llevo dentro
y el alba realice otro milagro.
AMOR 55 : HIERRO ENROJECIDO
Como el hierro enrojece en la fragua
se fue fraguando mi amor, voz celestial
hojas de naranjo, rayo de sol
inundas mi cuerpo con tu pasión.
Ascua de brasero fuiste tú
brillando como un tesoro de alhelíes,
flotando en el estanque de mi ser celestial,
en mi palpitante interés por sentirte mi luna de fulgor.
Flor de loto, ansiedad amarilla produces
en mi cintura, cuando la aprietas contra la tuya,
vibraciones inmersas en tu vientre de conchas
de porcelana fina, saeta de mis cantares, vino de mi vida.
Soy torpe, amor, sin delicadeza de lirio,
soy más bien esparto, quiero ser fantasma y jugar
con tu alma, deseo sientas un vendaval que te atraviesa
el cuerpo como una flecha de Robin Hood,
sembrar flores húmedas en tu jardín.
Ser tu huésped, y tú mi dueña,
quiero seas un ramo de margaritas
que embellezca mi mesa de noche;
poder besarte eternamente con mis labios
tersos, suaves, como un racimo de uvas
o como la piel de una ciruela brillante,
guirnalda en su árbol.
Quiero seas mi espíritu y yo
el conductor de tu sueño hacia lugares
donde no exista el tiempo, seamos tu y yo
principio y fin del día.
MELANCÓLICOS 30: TÚ FUISTE, PADRE
Eras calor y frío,
una mirada ardiente al mediodía,
una pasión acelerada
un tumulto en la mañana.
En la cañada, los gorriones te trinaban
pedías lo posible y eso era imposible
comprabas el día y te daban la noche
Tus quejas siempre fueron amordazadas
no podías ulular, ni maldecir por el dolor de pecho,
por el corazón partido, de vómitos, de indolencia,
cantares del pueblo, con sus penas y alegrías.
La luna te llamaba y tú, padre mío,
estabas solo como la nada, nadie te esperaba,
eras un desierto en la noche,
tu cansancio no era nada,
ni las oquedades de tus ojos;
eras el esclavo de la manada,
la que todo tenía y nunca daba nada.
En el humo de la ribera te veía
respirabas el cáncer de tu desgracia divina,
aullando como un lobo
pero nadie te oía.
Por la noche, amordazado el miedo,
los troncos eran tus aliados,
te hacías disfraces con sus ramas
el té perfumaba tu azahar
bendita primavera que llegaba
con su traje de flores
y su mantón de manila
a juego con su cabellera.
Ya no hay mesa, ni pan compartido
ni plato al centro de la mesa,
todo está vacío,
como tu chaleco colgado
en la percha del olvido.
Viviste en un aire ahogado
en un agua que no refrescaba
sudor silente resbalaba por tu cara.
Cuando dormiste eternamente
los serafines lloraban,
esparcían tu amor por la tierra
adoraban tu divino tributo,
y el aire se estremecía al reconocerte.
Entonces comprendí que
morir no significaba nada,
es una palabra, sólo eso.