MOMENTO SUBLIME
Cuando tu silueta veo en penumbra
en la habitación del gozo, susurrándome
palabras tiernas como un pastel y dulces
como el azúcar, ese instante de felicidad
inexplicable me siento un dios en la tierra.
Socorriendo mi vista de necedades,
mi aliento consuelas y mi vida es
un paraíso en el cielo, una bocanada
de aire condensado en tu interior,
como se condensa la leche.
Armoniosa, intrépida, galante,
como las mujeres de antes, con parsimonia
como los enfermos absorben el éter
una vibración en mi alma, un amor de montaña
de valle fresco, de rosa que ríe, de azucenas
en una construcción que arde.
Soy fuego en tu interior que tu vas apagando
con tus jugos, con tus besos, con tus aromas
con ese cuerpo que baila al son de olas
de movimientos, balanceos, como una noria.
Eres lo hermoso, lo excelente de la vida
una canción de cuna en un menguante
que resucita, un rayo de sol iluminando
tu ondulado pelo, trigueño, con esas manzanas
voluptuosas que despiertan a la mañana.
Esos ojos de bruja que encandilan,
esa sonrisa sibilina, ese candor
que desprendes de noche y de día.
Un poema de Bécquer te describiría
en un salón en el ángulo oscuro
pero eres mi claridad, mi luz
y todo lo que necesita mi día