Entre las líneas de mis sueños
besando tu sombra
en la penumbra del anochecer
imagino tu despedida.
Un triste adiós anunciado,
mientras los demonios atormentan
mis recuerdos
como flor sin hojas.
En el lienzo de la noche te busco
mi mente te quiere encontrar
pero al llegar el alba
solo queda el vacío
de un amor desvanecido
como frágil rocío.
Las pesadillas se apoderan de mí
recordándome que debo aprender
a vivir con tu ausencia
con la sombra de tu adiós
como las montañas abandonan a su nieve.
Enmudecido como la nieve
aunque me duele el alma
seguiré adelante
borrando tus huellas
de esta estación que me mata.
En tu recuerdo
una emoción se esconde, un suspiro
una risa o una lágrima me devora
entonces, escondo el llanto
y esparzo mis lágrimas
en mi manto de pétalos perfumados.
Que el viento las lleve lejos, muy lejos,
hasta donde el horizonte se funde con el mar
y allí pueda dejar las heridas
que aún me hacen sangrar.
Mi vida huye lentamente
como las nubes de la tormenta
que se dispersan en el aire,
como una melodía,
que alivia mi alma y la llena de calma.
Cuando te te pienso,
tu mirada teje mi corazón
con hilos de esperanza
y tu alma,
henchida de felicidad transita
por los recovecos donde se alimenta el olvido
con la ausencia de tu cuerpo
como si fuese una mina de coltán en la selva.