EL BRASERO
Las vecinas salen a la puerta
es la hora mágica,
cuando el frío empieza
Van soñando con el calorcito
que les proporcionará
ese ceporro retorcido
que antes de alimento ha provisto
En una copa redonda
con el lamento de la leña
convertido en chasquido
lentamente se hace el brasero
Los troncos en mitad del fuego
se abrazan con el calor
vencidos y abandonados
vierten sus últimas lágrimas
las tenazas los castigan
con insidia
Ahora apenas son ascuas
protegidas del viento envidioso
cubiertas
por un paraguas de cenizas
latidos encendidos son su nido.
Debajo de la mesa
en su círculo soñado
será su vivienda
hasta la venidera mañana.
Los moradores de la casa
ya no tiemblan de frío
porque los protege la enagua
con su dulce calidez y una suavidad
que quita el sentido.