MARCHITO
Te duermes a mi lado igual que un fardo
no hay tentación, ni besos, ni abrazos
la noche se ríe de nosotros
y la ternura huye despavorida.
Somos como las hojas
que caen en otoño, amarillentas
a veces, rojizas, melancólicas
como nuestro amor.
La llama apagándose lentamente
como los bosques de verdes
pasan a ser como minas de bronce
en el horizonte.
Nuestro romance adolescente
perduró a lo largo del tiempo
pero se marchitó como la nieve
con el viento, o los rosales en invierno.
Como una tormenta
destrozando el relieve
como flores durmientes
sobre el ocaso de los dioses
así se marchó nuestro amor
como se marcha la vida
la paz, la guerra y la cama de hojas
de un bosque.
Ya no hierve la sangre
no se estremece el vientre
somos pasajeros del tiempo
como las lágrimas de las nubes
cuando riegan nuestros cuerpos.
Las baladas sensuales
se acabaron, se convirtieron
en misa fúnebre que deambula
por los montes de nuestros cuerpos
silente, en soledad
y sólo permanecen los recuerdos